domingo, 27 de febrero de 2011

Muerte Sùbita

La muerte súbita del lactante es la primera causa de muerte en los países occidentales en niños de entre uno y doce meses. Se ha convertido en una pesadilla que atormenta a muchos padres. Según las ultimas estadísticas, en Europa mueren al año 5 mil lactantes, víctimas del síndrome de la muerte súbita. En España, mueren en media 100 bebés al año, lo que se traduce en que el síndrome afecta a uno de cada mil bebés. Mientras la mortalidad infantil ha disminuido sustancialmente en los países desarrollados, el síndrome ha aumentado en importancia.

¿Qué es la muerte súbita?

El Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante (SMSL) se define clínicamente como "la muerte repentina e inesperada de un lactante aparentemente sano". Representa la causa de muerte más importante en lactantes con edad inferior a un año, excluyendo el período neonatal.

¿Cuáles son sus causas?

A pesar de las investigaciones realizadas en los últimos 20 años, todavía no se tiene respuestas claras sobre eso. En la actualidad se puede reducir los riesgos, pero todavía se desconoce los mecanismos que llevan a la muerte. Es una de las enfermedades más desconocidas de nuestros días. Se considera el Síndrome como un proceso causado por varios factores, incidiendo en un lactante aparentemente sano, que altera su respiración y conduce a su muerte inesperada mientras duerme.

¿Qué lactantes tienen más riesgo de sufrir el síndrome de la muerte súbita?

Se debe prestar atención a tres grupos de lactantes:
- Prematuros- que presentan apneas o pausas prolongadas sin respirar, y a otros con displasia bronco pulmonar.
- Lactantes que presentan una apnea de causa desconocida o un Episodio Aparentemente Letal (sensación de falta de respiración, cambios de coloración, piel morada o pálida, pérdida de tono muscular o fuerza...).
- Hermanos posteriores o gemelos de una víctima del síndrome.

¿Existe alguna recomendación médica de cómo ayudar a evitar la muerte súbita?

Según algunas investigaciones, es recomendable que los padres sigan algunas recomendaciones que están, de alguna forma, "protegiendo" a los niños del síndrome:
1- posición supina (boca arriba para dormir)
- Los niños sanos deben dormir en posición boca arriba. Hay que quitarle las almohadas y cojines gordos o colchas gruesas a la cuna donde lo acuestas, ya que podrían ahogar al lactante.
- Niños con reflujo gastro-esofágico patológico deben dormir de costado o boca abajo.
2- El niño debe estar en una atmósfera libre del humo de los cigarrillos, antes del nacimiento y luego del mismo.
- Si la madre fuma durante el embarazo y durante el primer año de vida del bebé, el riesgo del síndrome se incrementa en 4.09 veces.
- Si ambos padres fuman, el riesgo se incrementa en 2.41 veces más.
3- La cabeza del bebé no debe quedar cubierta con ropa de cama mientras duerme.
- Los estudios demuestran que entre 16 y 22% de los niños victimas de la muerte súbita tienen su cabeza cubierta por ropa de cama.
- Es conveniente que los pies del bebé contacten con el limite de la cuna. De ésta manera el bebé tiene menos posibilidades de desplazarse por debajo de la ropa de cama.

Asistencia a los padres

La muerte súbita e inesperada de un bebe produce enorme dolor a los padres y sus familiares. Cuando un bebe fallece por una causa desconocida como es el caso de este síndrome, ese dolor se acompaña de la pregunta: ¿Porqué falleció mi hijo? Por otra parte, la iniciativa formativa aborda el tratamiento
psicológico de los padres que sufren la pérdida de un hijo o que
padecen un episodio aparentemente letal, para evitar las situaciones
de estrés derivadas de estas situaciones.
Es importante fomentar la creación de asociaciones para asistir a los padres cómo también difundir las campañas de prevención del Síndrome de la Muerte súbita en lactantes.http://www.pediatraldia.cl/reflujo_gastroesofagico.htm

Còlicos en lactantes

El cólico del lactante o cólico del primer trimestre es un cuadro de causa desconocida, caracterizado por el llanto excesivo y sin motivo aparente, que presenta a diario a un bebé por lo demás perfectamente sano.

Suele iniciarse alrededor de la segunda semana de vida y persiste hasta el tercer o cuarto mes. Diariamente, a menudo desde el atardecer hasta entrada la madrugada, pero también a cualquier otra hora, el niño empieza a llorar de forma inconsolable, gritando y encogiendo las piernas como si le doliera el vientre, que puede observarse algo abombado y lleno de gases que a menudo elimina en forma de ventosidades. Esos signos hicieron creer que la causa de llanto eran los espasmos de la musculatura intestinal, y de ahí que se le conozca como "cólico", pero no hay ninguna certeza de que así sea. Los bebés no son capaces de localizar el dolor, y cuando lloran tragan mucho aire, de modo que, a pesar de las apariencias, el problema no tiene por qué originarse en su tubo digestivo.

Afortunadamente, notodos los niños que lloran cada tarde padecen un cólico del lactante. Es habitual que entre las seis y las doce de la noche los bebés estén más nerviosos (y los padres más cansados) y se acepta como normal que lloren hasta un máximo de tres horas a las seis semanas de vida, disminuyendo a partir de entonces hasta una o dos horas diarias a los tres meses.

Es posible que los mismos mecanismos que explican ese llanto considerado normal (tensión del niño y ansiedad de los padres) causen en bebés muy sensibles el cuadro más aparatoso y prolongado del cólico, y que sea efectivamente el intestino lo que tengan muy irritable; pero lo cierto es que todavía no hay ninguna explicación satisfactoria al respecto. Probablemente, el cólico sea además un cajón de sastre en el que se incluyen distintos problemas. Algunos casos podrían explicarse por una alergia a la leche de vaca (la del biberón, o la que toma la madre que da de mamar) y también cabe que un reflujo que no llegue a causar regurgitación visible de leche sea capaz, sin embargo, de producir una molesta quemazón en el esófago del bebé; pero en realidad, estos niños no padecerían un auténtico cólico, sino un proceso que se confunde con él.

CÓMO SUPERAR EL CÓLICO DEL LACTANTE


Partiendo de que es un problema de causa desconocida y de que no hay ningún medicamento ni remedio que lo solucione de forma drástica, hay, sin embargo, una serie de recomendaciones que pueden hacerlo más leve y fácil de sobrellevar, siguiendo siempre, por supuesto, las indicaciones del pediatra, que, por ejemplo, quizá crea conveniente empezar por descartar una alergia a la leche de vaca.
- Si se le cría al pecho, eliminar cualquier excitante de la dieta de la madre.


Aunque pequeñas cantidades de cafeína no suelen afectar al bebé, en estos casos conviene suprimir totalmente café, té y bebidas que la contengan, al menos a título de prueba. Combatir los gases.


Procurar que trague el menor aire posible con el biberón (tetina siempre llena de leche y orificio de tamaño adecuado) y que eructe bien después de las tomas, así como administrarle un medicamento antiespumante si el pediatra lo recomienda, restará la influencia que los gases puedan tener en su caso.
- Anticiparse al problema.


En muchos casos, el llanto se inicia casi matemáticamente a una misma hora, de forma que si se le saca a pasear en el cochecito un rato antes, es posible que pase el momento crítico dormido.

- Descartar con calma otras causas de llanto.

Aunque ya se sepa por experiencia que no es el hambre ni el calor, ni la suciedad, ni la falta de compañía lo que le hace llorar, comprobarlo rutinariamente con una actitud sosegada, hablándole con suavidad, tratando de transmitirle seguridad y confianza.
- Aplicar metódicamente las técnicas de tranquilización.

Chupete, movimiento, contacto físico, masaje, música o sonidos pueden calmarle más o menos transitoriamente. Pasear con el bebé en la mochila, acunarle o descansar con él acostado sobre el vientre suele ser lo más eficaz.

- Tener siempre presente la convicción de que el niño está sano.

Si a la frustración y agotamiento que causa el llanto inconsolable del bebé se añaden dudas sobre su salud, será casi imposible mantener la calma que conviene transmitirle. Esto requiere que el pediatra confirme que efectivamente se trata de un cólico y que controle la evolución del niño.

- Aceptar el llanto del bebé y acompañarle.

Pretender que calle como sea sólo sirve para poner más nervioso a quien está sufriendo. Por el contrario, una actitud comprensiva y paciente le puede ser de gran ayuda.

- Descansar y tener ayuda.


Es fundamental llegar a las horas difíciles con el máximo de energías y disponer de ayuda para poder turnarse.