viernes, 28 de enero de 2011

Un extraño en mi casa!!

Como una manera de darles a conocer de qué va este blog, y como mi primera entrada aquí les dejo nuestra experiencia y algunas reflexiones posterior a la llegada de nuestra hija Rocío a casa.
Sin duda alguna, llegar a casa con el primer hijo en brazos es uno de los momentos más importantes pero también de más angustia para aquellos que nos estrenamos como padres.
Ese momento en que regresas del hospital con esa personita en tu regazo es además de significar la felicidad más indescriptible, a su vez se convierte en el momento más aterrador de nuestra vida.
Se nos vienen a la mente un sin fin de preguntas, que si  bien tienen respuesta, no se las conseguimos o no nos parecen las más adecuadas.
Ves  a tu alrededor y notas algo extraño. Una sensación de invasión rodea tu cabeza y no es sino después de varias minutos que te das cuenta que en la habitación de al lado hay alguien.
Al caer en cuenta que ya no son dos sino tres los que ahora habitan en tu casa, comienza la odisea de como asumir aquella situación.
Estamos agotadas, estresadas y sin embargo eso no deja que entremos cada cinco segundos al cuarto para percatarnos que, definitivamente hay un extraño. Un ser diminuto que desde ese momento acaparara nuestra atención y que se perpetuará de por vida en nuestro corazón.
Sientes que necesitas ayuda pero prefieres hacerlo sola antes que alguien invada aquel momento de comunión entre tu y tu hijo.
Lo cargas entre tus brazos y no sabes definir lo que sientes. Tu corazón se convierte en un cajón de sentimientos y sensaciones que van desde la felicidad mas intensa hasta un temor que te impide respirar.
Al día siguiente deseas que todo el mundo vaya a casa a ver el tesoro que trajiste al mundo, pero antes de entrar a la habitación te conviertes en un detector de todo cuanto le pueda hacer daño al bebe. Los gritones, los fumadores, los perfumados, los sudados...todos absolutamente todos deben pasar primero por la rigurosa revisión de una madre que desde el primer momento se convierte en algo así como una leona que cuida de su cría, una leona que tiene aproximadamente 24 horas sin dormir, porque entre cambios de pañales, amamantarlos, sacarle los gases, bañarlos, vestirlos y ponerlo todo en orden te das cuenta que no has tocado una almohada desde hace unas cuantas horas. Todo esto pudiera ser motivo de bajo índice de natalidad, pero la llegada de un hijo a nuestro hogar, sea el primero o no, es una experiencia tan grata y hermosa que te genera tanto amor y orgullo, que ese sentimiento te comprime el pecho...
Se que muchos compartirán la misma opinión que yo.
Los dejo, debo ir a cambiar un pañal...

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